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El hombre de la Pláncida

El guardián Frágil de los océanos en botella

por J. Christian Arriagada

El hombre de la Pláncida

La belleza de los pequeños gestos y la imaginación en la vida cotidiana

En un mundo lleno de superhéroes de apariencia imponente y habilidades asombrosas, destaca una figura singular: el Hombre de la PláncidaA diferencia de los titanes que dominan los cielos con sus vuelos y los que manejan los elementos con un simple gesto, él es un campeón de una clase diferente .

Frágil, pálido, pequeño y delgado, el Hombre de la Pláncida no tiene el físico robusto que uno esperaría de un protector. Su cuerpo -hecho de papa- carece de la fuerza y resistencia que caracteriza a otros héroes. Sin embargo, su tamaño y fragilidad son precisamente lo que lo hace especial.

El Hombre de la Pláncida no nació en un planeta lejano ni fue picado por un insecto radioactivo. Su origen fue una humilde cocina y las manos amorosas de una madre.

Una tarde, en una cálida escena cotidiana impregnada por el aroma de la comida, el niño observaba cómo su mamá movía sus manos con destreza, mezclando ingredientes y ajustando el fuego de la cocina. El pequeño, parado justo al lado, miraba con atención cada movimiento. Y con mucha curiosidad preguntó:

- ¿Es verdad que el mar es brillante, azul y profundo?

Ella, con una sonrisa cómplice, le respondió: -No podemos ir al mar en este momento, pero puedo traerte un pequeño océano aquí...

Tomó una papa de la despensa y, con habilidad milimétrica, cortó una pequeña figurita con forma de hombre. A continuación, llenó con agua una botella de vidrio y colocó delicadamente al hombre de papa en su interior. Tapó la botella con fuerza y la agitó con suavidad.

Aquella botella de agua cristalina, inexplicablemente, se transformó en un pequeño océano de mares en miniatura llenos de vida y misterios: La Pláncida , como todo ecosistema, también tiene sus peligros. Diminutos monstruos marinos y corrientes traicioneras amenazan la paz de este océano embotellado. Y un solitario nadador parecía moverse con gracia y elegancia entre las burbujas y las corrientes de agua. A su lado, un niño absorto y expectante entonaba melodías alegres, acompañando el ritmo de ese buceo perfectamente sincronizado.

Cada tarde, sobre el encerrado piso de madera, el niño yacía cautivado por un nuevo pequeño nadador de papa . Cada vez que se agitaba la botella, de su mente surgían relatos de aventuras intrépidas, encuentros con seres marinos misteriosos y enfrentamientos heroicos contra tempestades furiosas.

Cada tarde, sobre el encerrado piso de madera, el niño yacía cautivado por un nuevo pequeño nadador de papa.

Y así, en la simplicidad de un momento y un juguete casero, un niño encontró un mundo de imaginación, y una madre encontró una forma especial de conectarse con su hijo, enseñándole que la magia se encuentra en los pequeños detalles y en los grandes corazones. . .

Porque el Hombre de la Pláncida nos enseña que no se necesita ser grande o fuerte para hacer una diferencia.

A veces, los héroes más inesperados son los que dejan las huellas más profundas.

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