escrito por J. Christian Arriagada
Existen artistas anónimos, que en silencio iluminan el mundo...
En un rincón apartado de Montiburgo, una ciudad donde las montañas se alzan como gigantes guardianes y los días transcurren al ritmo del canto de los pájaros, vivía Zun, un hombre que pocos conocían, pero cuyo talento podría haber conquistado el mundo entero.Zun poseía una voz que era como el mismo río: clara, fluida y misteriosamente acogedora. No ...
escrito por J. Christian Arriagada
Las personas mágicas existen, y nos enseñan que el tiempo es solo un detalle.
Cada mañana se preparaban para ir al colegio. Su madre, diligente y amorosa, se encargaba de despertarlos antes del amanecer, cuando el cielo aún estaba oscuro. Les daba el desayuno, les ayudaba con la vestimenta, preparaba sus mochilas, meriendas, y se aseguraba de que todo estuviera listo para que llegaran a tiempo.Pero el encargado de llevar a los ...
escrito por J. Christian Arriagada
Al soñador que ingenuamente busca la magia en cada rincón...
En el Bosque de Pi, vivía una familia de osos: papá oso, mamá osa, y sus tres pequeños. Cada vez que papá oso regresaba a casa, los hijos corrían a abrazarlo, llenando el ambiente de alegría. Juntos, solían salir a pasear por los senderos del bosque, entre cerezas celestes, luciérnagas danzantes, claros de luna y arroyos de agua ...
escrito por J. Christian Arriagada
La belleza de los pequeños gestos y la imaginación en la vida cotidiana
En un mundo lleno de superhéroes de apariencia imponente y habilidades asombrosas, destaca una figura singular: el Hombre de la Pláncida. A diferencia de los titanes que dominan los cielos con sus vuelos y los que manejan los elementos con un simple gesto, él es un campeón de una clase diferente .Frágil, pálido, pequeño y delgado, el Hombre de la Pláncida no tiene el físico ...
escrito por J. Christian Arriagada
Un cuento de amor, pérdida y el poder transformador de ser fiel a uno mismo
Hubo un tiempo en que los tejados de ese pequeño pueblo fueron el gran escenario de aquellas melodiosas arias nocturnas. El acompañamiento orquestal estaba a cargo del viento que pasaba silbando rumbo al norte arrastrando hojas y levantando el polvo de las calles vacías, del follaje de los árboles, y del riachuelo que bajaba de los cerros y ...